Opinión – Y ahora, ¡empezamos la desescalada!

12 mayo, 2020

Javier Benítez 

Asesor Científico de la Fundación Quaes

La próxima semana se va a proceder oficialmente al inicio de la desescalada que nos debe conducir a la normalidad dentro de un tiempo que no es fácil establecer. Aunque la realidad es que la desescalada se ha iniciado tímidamente, primero con la salida de los niños acompañados de su padre o madre y la siguiente semana con la salida escalonada de la población de todas las edades. En esta predesescalada se ha podido observar cómo el concepto de aislamiento social se ha difuminado en parte de nuestra población, como si el estado de alarma hubiera dejado de existir. Grave error, porque el virus SARS-COV2 lo seguimos teniendo entre nosotros y cualquier desliz puede hacer que volvamos al punto de partida.

El proceso global no va a ser fácil. Hemos pasado de un estado de normalidad en febrero del 2020 a uno de contención a principios de marzo donde se identificaba a un contagiado y se procedía a la búsqueda de los contactos que hubiera tenido. Esto se fue complicando por el tremendo aumento de contagios que se fue experimentando hasta que el gobierno tuvo que establecer a mediados de marzo el estado de alarma con el consiguiente confinamiento de la población en sus casas, cierre de negocios, hoteles, prohibiciones de salidas a otros lugares, municipios, comunidades y un largo etc. Hemos estado dos meses confinados en esta situación con el consiguiente desplome de la economía y con una tasa de contagios y fallecimientos que nos han colocado en el top mundial de fallecidos por millón de habitantes.

Y ahora vamos a iniciar el proceso de desescalada en base a que cada vez hay menos contagios y menos muertes. Es un dato objetivo sin duda alguna, pero que le falta un respaldo científico y epidemiológico que permita aplicar determinadas medidas en unas u otras Comunidades.

Expansión del virus

En Wuhan (China) conocían la medida de expansión del virus (factor Ro), que es en realidad el número de contagios que genera una persona infectada, desde principios de enero, cuando no habían establecido ninguna medida preventiva concreta. Posteriormente se analizó este mismo factor cuando se fueron aplicando las diferentes medidas. Inicialmente se supo que el factor Ro era de 3.5 – 4, es decir, cada persona infectada estaba contagiando a una media de 3 – 4 personas (imagen). Ese Ro se mantuvo tres semanas dado que los movimientos hacia una provincia u otra por parte de la población huyendo de la epidemia, no tuvieron ninguna repercusión. Es en la semana 4 – 5 cuando se aplica un drástico confinamiento y cierre no solo de todos los negocios sino de la ciudad, es cuando se reduce drásticamente el facto R llegando a cerca de 1, e incluso bajando con otras medidas adicionales.

 

Imagen: Evolución de la expansión del virus a lo largo del tiempo y en función de las medidas que se adoptan. El Rt de 1 significa el equilibrio de la normalidad. Si es < de 1 el virus está controlado.

Con este nivel de 1 o menor de 1, la expansión se enlentece y la epidemia tiene el potencial de ser controlada en ese área siempre que se mantengan determinadas medidas de seguridad. El virus no ha desaparecido, pero está controlado.

La desescalada en España

Volviendo a nuestro país, este domingo 10 de mayo se anunciaba que con las medidas de confinamiento durante dos meses hemos llegado a un factor Ro de < 0.75. Hemos tardado algo más que en Wuhan en llegar al límite de controlar al virus por los múltiples problemas que hemos ido arrastrando: 1) Falta de protección individual (mascarillas, alcohol, guantes) no sólo para la población general, sino muy especialmente para la población sanitaria que ha sido la más castigada; 2) falta de test diagnósticos que pudieran confirmar que una persona era portadora del virus o que había pasado el contagio de forma asintomática (siendo por ello a su vez un foco de contagio en su entorno) 3) y finalmente los problemas con las residencias de ancianos que ha sido el receptor escogido por el virus para mermar a esa población ante la falta de control, seguimiento y medidas de protección, donde los contagios han sido masivos.

Todos estos factores y alguno más han hecho que tardemos 8 semanas en llegar a un R0 < 1, es decir, cuando podemos controlar al virus, pero de poco nos va a servir si durante el desarrollo de la escalada no aprendemos de los fallos y tomamos medidas. El Ro de 1 (+/-) se puede mantener si seguimos con medidas de distanciamiento social que sean a la vez compatibles con la vuelta de la economía y el restablecimiento social de la normalidad, y con nuevas medidas que nos permitan saber en todo momento dónde nos encontramos.

Actualmente no sabemos el porcentaje de población que está infectada, y los cálculos apuntan a que ese Ro de 1 se asociaría a un porcentaje equivalente al 70 % de población contagiada, o lo que es igual, a que el virus estaría así controlado. Nuestro país no tiene ese porcentaje, podemos estar entre un 5 – 15 % dependiendo de las comunidades, y hemos conseguido llegar al 1 gracias a las medidas de confinamiento social que han hecho disminuir drásticamente la expansión del virus. Por tanto, tenemos que ir cubriendo esa brecha entre lo que tenemos y lo que debemos alcanzar, y para eso es necesario conocer cuál es realmente el porcentaje de contagiados, no solo del país sino de cada comunidad, porque cada comunidad ha tenido un comportamiento diferente. Madrid y Barcelona han sido las más comprometidas mientras que Murcia o Canarias han tenido pocos focos de contagio.

 

La importancia de los test

Cada comunidad debe conocer su situación, y aquí es donde los test masivos tienen que trabajar de forma ininterrumpida, por un lado haciendo estudios masivos de la población y por otro, facilitando la vuelta a la normalidad en las empresas y centros de trabajo mediante controles con los test (tabla). Cada persona asintomática en un centro de trabajo es un foco de contaminación. Tenemos empresas homologadas que pueden hacer miles de test, bien por PCR o por anticuerpos, dependiendo de las situaciones. Los centros de salud deben tener la capacidad de controlar a potenciales contagiados poniéndoles la infraestructura técnica y de personal que necesitan, ellos van a ser la primera línea en esta nueva etapa. Pero hasta el momento el personal sanitario sigue en su mayoría sin tener ese control, aunque estemos hablando de 45000 contagiados. Hay que incorporar medidas para establecer la trazabilidad de los nuevos infectados, y ello significa personal dedicado a la identificación de los contactos de un nuevo contagiado para hacerles las pruebas pertinentes y aislarlos para pasar la cuarentena de rigor, máximo si el contacto se ha establecido en los 4 o 5 días previos o posteriores a la aparición de los síntomas, que es cuando existe más riesgo de contagio.  En definitiva, tenemos que mantener el Rt de 1 y ello significa no bajar la guardia ni pensar que el virus ya no está con nosotros. Si no se aplican esas y otras medidas, el SARS-COV2 revertirá con una Ro de 2 – 4 hasta que una sustancial parte de la población se contagie, se confine o se vacune, cuando la vacuna sea una realidad, y el factor Rº vuelva así a bajar. Ante un nuevo brote en otoño o invierno debemos manejar la situación con cifras de cada comunidad autónoma, con porcentajes de contagio y con el factor R de cada una de ellas, esto debería ser una obligación del gobierno para poder adoptar medidas concretas en cada lugar.

 

 

 

 

 

 

                     Tabla sobre medidas de control a aplicar

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