Envejecimiento saludable: El reto de desarrollar y mantener la capacidad funcional que hace posible el bienestar

27 noviembre, 2025

Francisco Javier Chorro Gascó.

Catedrático de Medicina. Especialista en Cardiología. Profesor Emérito de la Universidad de Valencia. Investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Cardiovasculares (CIBER CV) y del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico Universitario de Valencia (INCLIVA).

El Instituto Nacional de Estadística (INE), en junio de 2024, publicó una nota de prensa en la que se señalaba que en España habrá un incremento de más de cinco millones de habitantes a lo largo de los 15 años siguientes a la publicación, y de casi seis millones hasta 2074, si se mantienen las tendencias demográficas actuales. También se indicaba que el porcentaje de población de 65 años o más, que actualmente se sitúa en el 20,4% del total, alcanzaría un máximo del 30,5% en torno a 2055. Este tema fue motivo de otra publicación en la que, en febrero de 2025, se señalaba que el índice de envejecimiento alcanzaba el récord del 142%.  En los datos recopilados en España por el INE las cifras muestran el crecimiento progresivo de este índice (población mayor a 65 años dividida por la población menor de 15 años, multiplicada por 100) a lo largo de las últimas décadas: el 34,99 en 1975; el 39,47 en 1980; el 60,96 en 1990; el 103,33 en 2000; el 106,12 en 2010; el 125,82 en 2020 y el 142,35% en 2024.

La OMS, las Naciones Unidas y organismos gubernamentales de todo el mundo han desarrollado diversas iniciativas para el estudio, la prevención y la mitigación de las enfermedades crónicas y la promoción de un envejecimiento saludable. Así, en el plan para el Envejecimiento Saludable 2020-2030, elaborado por la OMS, se señalaba el ritmo sin precedentes al que se están produciendo estos cambios, así como “las repercusiones sobre todos los aspectos de la sociedad, y en particular sobre los mercados laborales y financieros y sobre la demanda de bienes y servicios como la educación, la vivienda, la salud, la atención a largo plazo, la protección social, el transporte, la información y las comunicaciones, así como sobre las estructuras familiares y los vínculos intergeneracionales”. En este documento se señala que el envejecimiento saludable consiste en desarrollar y mantener a edades avanzadas la capacidad funcional que hace posible el bienestar, concepto que quedó reflejado en el lema del Día Mundial de la Salud 2012La buena salud añade vida a los años”.

La importancia de este tema también queda reflejada en el comentario editorial de la revista Frontiers in Public Health (Front Public Health. 2025 Jul 22;13:1657102), en el que Colette Browning et al, de las Universidades de Ballarat en Australia y de Texas y St Louis en EEUU, en el que plantean la necesidad de considerar el envejecimiento de la población mediante los principios de salud pública, entendida como “el arte y la ciencia de prevenir las enfermedades, prolongar la vida y promover la salud mediante el esfuerzo conjunto de la sociedad”. Todo ello considerando enfoques preventivos que mejoren la salud y la calidad de vida para conseguir un envejecimiento saludable.

En este artículo establecen diversos apartados. Así, en primer lugar, consideran una serie de cuestiones actuales, entre ellas reformular el concepto de envejecimiento, teniendo presente que no es estático, sino que cambia con el tiempo y el lugar. La longevidad saludable aumenta, aunque también existe un incremento de consideraciones negativas que quedan definidas por el edadismo (estereotipos, prejuicios y discriminación basada en la edad). Consideran necesario desarrollar nuevos sistemas de salud adaptados a las necesidades de los adultos mayores y sus cuidadores/as.

Entre los desafíos existentes comentan el de la multimorbilidad, asociada a las enfermedades crónicas, que, a su vez, se encuentran estrechamente relacionadas con la tendencia global al envejecimiento de la población. Comprender las comorbilidades, tanto físicas como mentales, proporciona una visión más clara de los desafíos que enfrentan las poblaciones que envejecen y de los recursos comunitarios y los servicios clínicos necesarios para abordarlos.

Los autores del artículo también subrayan el papel positivo de la prevención en cada etapa de la vida, ya que las enfermedades crónicas pueden mitigarse o evitarse actuando sobre factores de riesgo socioambientales y estilos de vida modificables. Gran parte de las enfermedades crónicas comparten factores de riesgo comunes, como el tabaquismo, la nutrición inadecuada, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol, la hipertensión arterial o los niveles anormales de lípidos en sangre. La desventaja social, los entornos insalubres y el acceso limitado a los servicios de salud también influyen en su control. Consideran importante adoptar una perspectiva del ciclo de la vida en los esfuerzos de prevención: deben comenzar precozmente, aunque nunca es demasiado tarde para controlar mejor las afecciones y prevenir la progresión de enfermedades crónicas y sus consecuencias adversas.

Otro de los aspectos que consideran es el análisis de los efectos de edad, período y cohorte, partiendo de la consideración de que el envejecimiento no se trata solo de un tema de «personas mayores», a partir de un límite de edad arbitrario. Es necesario un análisis formal básico de los efectos de la edad (cronológica o biológica), el período (impacto según el tiempo durante el que han estado presentes los factores de riesgo) y la cohorte (el impacto de las experiencias compartidas debido al momento del nacimiento). Comprender estos efectos puede facilitar el diseño y la implementación de intervenciones y programas preventivos y remarcan la importancia de que la evidencia utilizada sea contemporánea para fundamentar las necesidades y los resultados futuros.

También destacan el papel de la ciencia de la implementación en la investigación sobre el envejecimiento. El desarrollo de intervenciones y programas eficaces abarca: (a) demostrar que un trastorno o grupo de trastornos en particular supone una carga significativa, (b) demostrar que esta carga puede reducirse mediante programas e intervenciones adecuados, y (c) investigar la mejor manera de implementar estos programas. Señalan la importancia del análisis del contexto y de la inclusión de amplios grupos de población en las intervenciones y la investigación asociada, así como la aplicación del co-diseño.

Por último, consideran la importancia de los factores económicos en la investigación sobre envejecimiento saludable. Las evaluaciones económicas de los programas de salud pública son características clave para determinar el valor de las intervenciones y constituyen un componente importante de la ciencia de la implementación. Incluyen el análisis de la rentabilidad de las intervenciones de salud pública destinadas a promover el envejecimiento saludable y el análisis del retorno de la inversión. A pesar de los hallazgos prometedores, la inversión en intervenciones de salud pública sigue siendo persistentemente baja en muchos países y existen marcadas diferencias entre países.

La relevancia de estos temas también es puesta de manifiesto en la selección de comentarios editoriales publicados recientemente en la revista Lancet Healthy Longevity. Así, en el titulado “El enfoque del ciclo de vida: preparando el escenario para un envejecimiento saludable” (Lancet Healthy Longev. 2025 Jan;6(1):100686) también se resalta que, aunque el riesgo de ciertas enfermedades y afecciones como la demencia, la fragilidad y la multimorbilidad aumenta con la edad, las experiencias a lo largo de la vida pueden moldear esta trayectoria de riesgo. La prevención de las enfermedades relacionadas con la edad debe abordarse desde este enfoque de ciclo vital, reconociendo que muchos factores de riesgo modificables pueden mitigarse en cada etapa de la vida. Así, los autores identifican factores de riesgo de demencia modificables en la primera infancia (p. ej., educación), la mediana edad (p. ej., hipertensión) y la vejez (p. ej., depresión), y, en relación con la promoción de la salud cerebral, señalan que los factores protectores en el inicio de la edad adulta, como la educación continua, la actividad física regular y una alimentación saludable, tendrán efectos de gran alcance en la salud cognitiva en etapas posteriores de la vida. Enfoques similares son importantes también para otras condiciones como el riesgo de fragilidad y la multimorbilidad. En la revisión efectuada por Jones A et al (Dement Geriatr Cogn Disord. 2024;53(2):91-106) se recopila información publicada sobre el riesgo de demencia y se señala el asociado a diversos factores de riesgo potencialmente modificables entre los que se encuentran el consumo de alcohol, el peso corporal inadecuado, la depresión, la diabetes mellitus, la dieta inadecuada, la hipertensión, el déficit en educación, la inactividad física, la pérdida sensorial, alteraciones del sueño, el tabaquismo, el aislamiento social, las lesiones cerebrales traumáticas y la deficiencia de vitamina D.

En otra de las editoriales (Lancet Healthy Longev. 2025 May;6(5):100727) se señalan también las consecuencias del edadismo, es decir, la discriminación por edad y, en relación con este tema, se comenta la iniciativa de la OMS centrada en proporcionar una herramienta útil para cuantificarlo mediante la utilización de una escala apropiada, contribución que permitirá la recopilación de datos comparables en diferentes estudios y mejorar la identificación de las áreas en las que el edadismo es una preocupación mayor. La Escala desarrollada engloba la información obtenida con diferentes grupos de edad, así como las percepciones de las personas mayores. Independientemente de las opiniones, consideran que no priorizar el análisis del edadismo y sus consecuencias es un error. Los peores resultados de salud asociados con el edadismo no pueden superarse sin abordar los problemas subyacentes.

En relación con la financiación, en otro de los comentarios editoriales (Lancet Healthy Longev. 2025 Jun;6(6):100737), se informa del estudio efectuado por The Health Foundation (organización benéfica y grupo de expertos con sede en el Reino Unido) en el que se describen tres desafíos clave. En el primero se destaca que la demanda de asistencia social está aumentando, lo que puede atribuirse en parte al aumento de la población de adultos mayores, y simultáneamente señalan que, dado que la asistencia social está vinculada a resultados en materia de salud (número de admisiones hospitalarias, duración de las estancias en el hospital, etc…), la falta de un apoyo adecuado a la asistencia social puede conducir a mayores costes del sistema de atención de salud a largo plazo. En segundo lugar, señalan que, actualmente, el acceso a la asistencia social es insuficiente. Un informe de la OCDE de 2020 reveló que la fuerza laboral en atención sanitaria y social a largo plazo no crecía al mismo ritmo que la demanda. En tercer lugar, en el informe se subraya la necesidad de mejorar la remuneración de los trabajadores sociales. Este problema se observa a nivel mundial, ya que el trabajo de cuidador/ra es una profesión mal remunerada y, a menudo, infravalorada. Consideran que los aumentos salariales deben ir acompañados de mejoras proporcionales en la financiación pública para garantizar que los costes adicionales no se trasladen a quienes necesitan los cuidados. Sin una mejora significativa, la necesidad de estos servicios seguirá superando la oferta actual.

Fuentes (Open Access):

.- Browning C, et al. Grand challenge: addressing the global challenge of healthy aging. Front Public Health. 2025 Jul 22;13:1657102.- The Lancet Healthy Longevity. The life course approach: setting the stage for healthy ageing. Lancet Healthy Longev. 2025 Jan;6(1):100686.- The Lancet Healthy Longevity. Measuring ageism. Lancet Healthy Longev. 2025 May;6(5):100727.- The Lancet Healthy Longevity. Adult social care: insufficient funding and financial pressures. Lancet Healthy Longev. 2025 Jun;6(6):100737.- Jones A, et al. Potentially Modifiable Risk Factors for Dementia and Mild Cognitive Impairment: An Umbrella Review and Meta-Analysis. Dement Geriatr Cogn Disord. 2024;53(2):91-106.- Documentos OMS: https://cdn.who.int/media/docs/default-source/decade-of-healthy-ageing/decade-proposal-final-apr2020rev-es.pdf?sfvrsn=b4b75ebc_28&download=true

Envejecimiento saludable: El reto de desarrollar y mantener la capacidad funcional que hace posible el bienestar - Fundación Quaes