Science Advances por Hanushek et al, «Age and cognitive skills: Use it or lose it», (Edad y habilidades cognitivas: úsalas o piérdelas) (10.1126/sciadv.ads1560)
Durante años, se ha asumido que nuestras habilidades cognitivas comienzan a deteriorarse a partir de los 30 años. Esta creencia, basada principalmente en estudios transversales que comparan diferentes generaciones, ha llevado a preocupaciones sobre el impacto del envejecimiento en la productividad laboral y el desarrollo económico de las sociedades. Sin embargo, un estudio reciente publicado en Science Advances por Hanushek et al, «Age and cognitive skills: Use it or lose it», (Edad y habilidades cognitivas: úsalas o piérdelas) (10.1126/sciadv.ads1560), desafía esta idea y ofrece una visión más matizada: nuestras capacidades intelectuales no tienen por qué declinar rápidamente con la edad, siempre y cuando sigamos ejercitándolas.
Los investigadores analizaron datos del programa Programme for the International Assessment of Adult Competencies – Longitudinal (PIAAC-L), que mide habilidades cognitivas en adultos de Alemania a lo largo del tiempo. A diferencia de estudios previos que solo tomaban «fotografías» de diferentes grupos de edad, en un momento específico, este estudio siguió a los mismos individuos durante 3,5 años, permitiendo observar cambios reales en sus capacidades de lectura y matemáticas.
¿Cuándo empieza el declive cognitivo?
Los resultados mostraron que, en promedio, las habilidades cognitivas no empiezan a disminuir en la adultez temprana. Al contrario, las capacidades de lectura y matemáticas mejoran hasta aproximadamente los 40-45 años. Después de esta edad, se observó una leve disminución en la lectura y una caída más pronunciada en matemáticas, pero solo en ciertas personas.
Aquí es donde entra en juego un factor clave: el uso de las habilidades. Los investigadores encontraron que el deterioro cognitivo no es inevitable, sino que depende en gran medida de la frecuencia con la que una persona utiliza sus capacidades intelectuales. Aquellos que, en su vida diaria o en su trabajo, realizan actividades que implican lectura, cálculo o resolución de problemas mantienen e incluso mejoran sus habilidades con el tiempo. Por el contrario, quienes tienen menos contacto con tareas intelectuales tienden a experimentar un declive más notorio. Es decir, el cerebro sigue el principio de «úsalo o piérdelo»: si mantenemos nuestras habilidades activas, podemos ralentizar o incluso prevenir su deterioro.
El papel del trabajo y la educación
El estudio también encontró que el tipo de trabajo que desempeña una persona influye significativamente en la evolución de sus habilidades cognitivas con la edad. Los trabajadores de oficina y aquellos con estudios universitarios suelen mantener sus habilidades e incluso mejorarlas hasta edades avanzadas, siempre que su labor requiera un uso frecuente de la lectura y el cálculo.
Por otro lado, los trabajadores manuales y aquellos sin educación terciaria presentan un declive más acelerado, especialmente si su empleo no demanda un uso constante de habilidades cognitivas. Esto sugiere que no es solo la educación formal lo que protege el cerebro, sino la práctica continua de actividades intelectualmente estimulantes.
Diferencias entre hombres y mujeres
Un hallazgo interesante del estudio es que las mujeres experimentan una mayor pérdida de habilidades matemáticas con la edad en comparación con los hombres, aunque las razones no son del todo claras. Una posible explicación es que los hombres, en promedio, utilizan más habilidades matemáticas en su vida cotidiana y laboral, lo que podría ayudarles a mantenerlas mejor con el tiempo.
No obstante, en términos de habilidades de lectura, no se observaron diferencias significativas entre géneros. Esto refuerza la idea de que lo importante no es el género en sí, sino el grado de exposición y práctica de ciertas habilidades.
Implicaciones para la sociedad y la economía
Estos hallazgos tienen importantes repercusiones en un mundo donde la población está envejeciendo rápidamente. Si las habilidades cognitivas pueden mantenerse activas con el uso, entonces fomentar el aprendizaje continuo y la participación en actividades intelectuales podría ser clave para mejorar la calidad de vida en la vejez.
Desde una perspectiva económica, esto significa que las empresas y los gobiernos deben diseñar estrategias para promover el uso de habilidades cognitivas a lo largo de toda la vida laboral. Implementar programas de formación continua, estimular el aprendizaje en el trabajo y fomentar actividades intelectuales en el día a día lo que podría no solo mejorar la productividad de los trabajadores mayores, sino también retrasar los efectos del envejecimiento en la fuerza laboral.
Además, los resultados sugieren que las políticas de educación no deberían centrarse únicamente en los jóvenes, sino también en los adultos. Ofrecer oportunidades de aprendizaje permanente y capacitar a los trabajadores para que sigan desafiando su mente podría ser una de las claves para un envejecimiento más saludable.
Cómo aplicar estos hallazgos en la vida cotidiana
Si bien este estudio se basó en datos de Alemania, sus conclusiones pueden aplicarse a nivel global. Las recomendaciones serían:
- Leer con frecuencia: No solo libros, sino cualquier tipo de texto que desafíe su comprensión y análisis.
- Practicar matemáticas en el día a día: Resolver problemas cotidianos que impliquen cálculo mental (presupuestos o porcentajes).
- Aprender cosas nuevas: Un nuevo idioma, un instrumento musical o cualquier otra habilidad que obligue a pensar de manera diferente.
- Participar en debates y discusiones: Interactuar con otras personas sobre temas complejos lo que ayuda a mantener la agilidad mental.
- Utilizar la tecnología de forma activa: Juegos de estrategia, aplicaciones de aprendizaje y herramientas digitales que pueden contribuir a la estimulación cognitiva.
Conclusión
Este estudio derriba el mito de que el deterioro cognitivo es una consecuencia inevitable del envejecimiento. En realidad, nuestras habilidades pueden mantenerse e incluso mejorar con los años, siempre y cuando sigamos utilizándolas. La clave está en desafiar continuamente nuestra mente y mantenernos intelectualmente activos en nuestra vida diaria.
Así que, si quieres mantener tu agudeza mental a lo largo de los años, recuerda: úsala o piérdela.
E.A.Hanushek, L.Kinne, F.Witthöft, L.Woessmann. Age and cognitive skills: Use it or lose it. Science Advances 11, eads1560 (2025). (10.1126/sciadv.ads1560)
Fuente Imagen: Envato