Resumen realizado por Concha López, miembro del Comité Científico de Fundación QUAES. Noticia basada en el artículo “El consumo de ultraprocesados se ha triplicado en España en las últimas tres décadas”, publicado en SINC el 19/11/2025 (https://www.agenciasinc.es/Noticias/El-consumo-de-ultraprocesados-se-ha-triplicado-en-Espana-en-las-ultimas-tres-decadas) y en el artículo “El consumo de alimentos ultraprocesados se ha triplicado en España en las tres últimas décadas” publicado en la Universidad de Navarra el 19/11/2025 (https://www.unav.edu/noticias/-/contents/19/11/2025/el-consumo-de-alimentos-ultraprocesados-se-ha-triplicado-en-espana-en-las-tres-ultimas-decadas/content/lovPblW1fC70/193737095)
Una nueva serie de tres artículos científicos publicada en la revista The Lancet advierte que el consumo creciente de alimentos ultraprocesados (AUP) está desplazando a los alimentos frescos y mínimamente procesados, deteriorando la calidad de la dieta y aumentando el riesgo de múltiples enfermedades crónicas. Según los datos de la publicación, en España la proporción de calorías que aportan los AUP al total de la dieta se ha triplicado en las últimas tres décadas, pasando del 11% al 32%.
Esta serie, titulada «Ultra-Processed Foods and Human Health», reúne a 43 expertos internacionales en salud pública y nutrición. Entre los autores figuran Maira Bes-Rastrollo, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, y Renata Bertazzi Levy, actualmente integrante de la Unidad de Atención Primaria de Salamanca (APISAL).
Los alimentos ultraprocesados son productos industriales diseñados para sustituir a los alimentos frescos y mínimamente procesados, así como a las comidas tradicionales. Se elaboran con ingredientes baratos —como aceites hidrogenados, aislados proteicos o jarabes de glucosa o fructosa— y aditivos cosméticos —como colorantes, aromatizantes, edulcorantes artificiales o emulsionantes. Una forma sencilla de identificarlos es revisar la lista de ingredientes y buscar dos marcadores típicos como los aditivos cosméticos, que no cumplen función de conservación, sino que modifican color, sabor, aroma, textura o apariencia. Estos productos también se reconocen por su contenido en “sustancias de uso exclusivamente industrial, que no se encuentran en supermercados ni se utilizan en la cocina doméstica, como caseína, proteína de suero, jarabe de maíz de alta fructosa, azúcar invertido, maltodextrina, dextrosa, lactosa o aceites hidrogenados. En este proceso se manipula a gran escala materias primas baratas, como el maíz, el trigo, la soja y el aceite de palma, para convertirlas en productos llamativos, apetecibles y sabrosos. Su comercialización busca maximizar los beneficios empresariales más que el valor nutricional.
El primer artículo de la serie, del que Bes-Rastrollo y Bertazzi Levy son coautoras, revisa 104 estudios longitudinales publicados entre 2016 y 2024, y muestra asociaciones consistentes entre un alto consumo de AUP y un mayor riesgo de obesidad y sobrepeso, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, depresión, afecciones de los riñones y del sistema gastrointestinal, así como de mortalidad prematura.
En este sentido, desde la Universidad de Salamanca y el IBSAL, Bertazzi Levy impulsa el estudio de los alimentos ultraprocesados en el ámbito español y forma parte de un proyecto que persigue analizar «la asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la salud de la microbiota intestinal y oral, con el fin de comprender cómo esta podría actuar como mediadora en la aparición de enfermedades crónicas ya descritas en el artículo de The Lancet», informa.
El segundo artículo propone un conjunto de políticas coordinadas para regular y reducir la producción, la comercialización y el consumo de AUP y hace hincapié en la necesidad de responsabilizar a las grandes empresas por su papel en la promoción de dietas poco saludables.
Entre las medidas propuestas destacan incorporar un etiquetado frontal que identifique claramente los aditivos característicos de los AUP y establecer restricciones a su publicidad, especialmente la dirigida a menores y en entornos digitales. Además, los autores plantean retirar estos productos de los comedores escolares y de los hospitales, limitar su presencia en los supermercados y aplicar impuestos selectivos para financiar programas que faciliten el acceso a frutas, verduras y alimentos frescos en hogares con menos recursos.
Estas acciones, subraya la serie de The Lancet, complementan las estrategias existentes para reducir el exceso de grasa, azúcar y sal en la alimentación y se alinean con las políticas impulsadas por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO, a favor de sistemas alimentarios más saludables, sostenibles y equitativos.
El tercer artículo advierte de que el auge de los AUP está impulsado por grandes empresas del sector, que utilizan ingredientes industriales baratos, producción a gran escala y marketing agresivo para obtener ventas superiores a los 1,9 billones de dólares anuales. Según los investigadores, sus altos beneficios refuerzan su capacidad de influir, financiando campañas publicitarias, fusiones empresariales y la presión política que dificultan la adopción de regulaciones efectivas. En 2024, Coca-Cola, PepsiCo y Mondelez gastaron en conjunto 11.300 millones de euros en publicidad, casi cuatro veces el presupuesto operativo de la OMS. Estas tácticas de la industria “amenazan la salud pública”, añade la OMS. Los autores comparan esta situación con la de la industria del tabaco y piden una respuesta global coordinada para proteger las políticas públicas
frente a la interferencia corporativa y promover sistemas alimentarios centrados en la salud, la equidad y la sostenibilidad.
En España , el gobierno aprobó en abril de 2025, el Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, a través del cual se garantizó que las comidas en colegios e institutos cumplieran con las recomendaciones sanitarias de organismos científicos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Agencia Estatal de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), para fomentar una alimentación saludable, promoviendo la inclusión de frutas, verduras, legumbres, pescado y cereales integrales
En estos momentos, el texto sobre el que trabaja el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, y en el que Sanidad es coproponente, propone que para garantizar una alimentación saludable en hospitales y en residencias de mayores se va a incluir la retirada de los ultraprocesados en los menús que se ofrecen a las niñas, niños y adolescentes ingresados en hospitales. También va a limitar los alimentos ultraprocesados incluidos en los menús infantiles de las cafeterías y comedores abiertos al público en estos centros. Consumo precisa que los alimentos ultraprocesados que se verán limitados serán aquellos productos de formulación industrial compleja, con ingredientes transformados, aditivos y perfiles nutricionales con alto contenido en grasas saturadas, azúcares o sal, como ocurre con algunos snacks, bollería industrial, bebidas azucaradas o galletas industriales.
Referencia:
“Ultra-Processed Foods and Human Health”. The Lancet, 2025
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