Abordaje del Síndrome genitourinario en pacientes que han superado un cáncer de mama hormono dependiente

10 marzo, 2023

Ana Isabel Montero Armengol
Facultativa especialista en Ginecología y Obstetricia
Unitat de Patologia Ginecològica Benigna i Sòl Pelvià de l’Hospital Universitari Vall d’Hebron, Barcelona

El síndrome genitourinario es un conjunto de síntomas que afectan el tracto urinario y al área genital cuando hay una disminución de los niveles de las hormones sexuales (estrógenos y progesterona). Esta disminución se puede producir de manera fisiológica (menopausia) o como efecto secundario de algunos tratamientos. El síndrome genitourinario   puede incluir síntomas de malestar vulvo-vaginal (sensación de picor, escozor, sangrado), síntomas urinarios (infecciones urinarias de repetición, urgencia y frecuencia urinaria) y síntomas de disfunción sexual como el dolor o la dificultad para el orgasmo. Estos síntomas pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de las mujeres afectando a su bienestar emocional.

Un cáncer hormono dependiente es un tipo de cáncer que necesita hormonas para crecer y propagarse. Los cánceres hormono dependientes son comunes en ciertos tipos de cáncer como el cáncer de mama. El tratamiento suele incluir terapia hormonal, que tiene como objetivo reducir los niveles hormonales. Y esta disminución hormonal suele tener una serie de efectos secundarios, uno de los más comunes es el síndrome genitourinario.

La vulva, la vagina y la uretra y el trígono vesical (tejido urogenital) tienen el mismo origen embriológico y son órganos hormono dependientes, por lo tanto, cuando hay una depleción hormonal se producen una serie de cambios como la disminución de los labios menores genitales, la fragilidad tisular, el estrechamiento de la vagina, la pérdida de lubricación, la pérdida de la elasticidad y la atrofia del urotelio. Como consecuencia de estos cambios, aparecen el conjunto de síntomas que conforma el síndrome genitourinario.

Existe una gran variabilidad de manifestaciones clínicas y de severidad de síntomas. Se estima que afecta a un 50% de las mujeres menopaúsicas y a un 70 % de las mujeres supervivientes de cáncer de mama. En pacientes premenopáusicas con cáncer hormono dependiente, al presentar un descenso hormonal súbito por la terapia hormonal, los síntomas suelen ser más severos. En estas mujeres las opciones de tratamiento son mucho más limitadas debido a la contraindicación del uso de terapia hormonal tanto sistémica como local (aplicación de estradiol vaginal). Al abordar este síndrome es importante tener en mente que se trata de una situación crónica con empeoramiento progresivo.

 

El tratamiento de este síndrome incluye:

– Modificaciones del estilo de vida: ejercicio físico (no realizar ejercicio implica el doble de riesgo de presentar síntomas), mantener un peso saludable (la obesidad se asocia a mayor riesgo de presentar síntomas), mantener relaciones sexuales activas y evitar el uso de productos que no sean específicos para la zona genital, así como ropa interior de algodón.

– Uso de Hidratantes y Lubricantes tópicos: el uso de lubricantes preferiblemente con base de agua durante las relaciones sexuales y los hidratantes vaginales, aplicados en vagina un mínimo de 3 veces por semana, pueden mejorar los síntomas. Los hidratantes con ácido hialurónico tienen la capacidad de retener gran cantidad de agua y liberarla lentamente. También podría ser una buena opción acidificar el pH con hidratantes que contengan ácido láctico. Debemos tener en consideración que los productos tópicos no hormonales no revierten los cambios y, por consiguiente, mejoran los síntomas vaginales y vulvares pero no los urinarios.

– La fisioterapia del suelo pélvico aborda la disfunción urinaria, genital y sexual (normalización de los tejidos, concienciación: ejercicios propioceptivos, trabajo de la contracción voluntaria muscular, trabajo del tono muscular, reprogramación sinergia abdomino-pelviana, recuperación del eje corporal).

– La terapia de aplicación de energía vaginal (laser vaginal o radiofrecuencia):

LASER (Light amplification by estimulated emisión of radiation). Amplifica la luz de cualquier franja del espectro electromagnético (UV, visible, infrarroja). El haz de luz amplificado provoca un aumento de la temperatura y, según la longitud de onda, será absorbida por un elemento determinado (Hemoglobina, agua…). Se utilizan 2 tipos diferentes de LASER vaginal:

. LASER CO2 fraccionado (Primera generación): emisión de luz con una longitud de onda que es absorbida por el agua, con efecto microablativo térmico del epitelio superficial, efecto térmico controlado (<70ºC), aplicación en punteado de áreas tratadas y áreas no tratadas

. LASER YAG (segunda generación): emisión de luz con una longitud de onda que es absorbida por el agua, con efecto no ablativo sobre el epitelio. Profundidad menor que con CO2 (0,5mm), Efecto térmico controlado (45-65ºC) y de aplicación uniforme en vagina, introito y uretra.

La terapia basada en la aplicación de energía vaginal es una técnica utilizada recientemente. Funciona a través de la aplicación calor, lo que produce una reducción de los cambios degenerativos por atrofia (engrosamiento del epitelio, aumento del glucógeno, reestructuración de la matriz extracelular, contracción del colágeno, estimulación de la producción de colágeno de elastina y neovascularización). Esto puede ayudar a mejorar la hidratación y la elasticidad vaginal, lo que a su vez puede mejorar la lubricación durante las relaciones sexuales y reducir el dolor. Los cambios histológicos son equiparables al tratamiento con terapia hormonal local.  Parece que estos efectos se pueden mantener 12 meses. Es importante tener en cuenta que es una técnica relativamente nueva y que aún se están realizando investigaciones para determinar su seguridad y eficacia a largo plazo debiendo individualizar cada caso. En la literatura no se han descrito efectos adversos mayores después de la aplicación de LASER vaginal.

 

En conclusión, el síndrome genitourinario es frecuente e impacta en la calidad de vida de las mujeres que superan un cáncer hormono dependiente. El tratamiento en estas mujeres está más limitado por estar contraindicado el uso de tratamiento hormonal, pero existen alternativas de tratamiento que pueden mejorar los síntomas y la calidad de vida, siendo la terapia de aplicación de calor una opción de tratamiento prometedora bajo criterio médico e individualización de cada caso.

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