La gripe española de 1918 y la enfermedad COVID-19: el arte de recordar y presagiar pandemias

23 octubre, 2020

J. Goldstein. Cell, octubre de 2020.

El trabajo postula que el arte puede servir para recordar pandemias pasadas y para predecir situaciones que pueden ocurrir en las futuras. Empieza resumiendo el impacto de la gripe de 1918. Duró 34 meses de febrero del 1918 a diciembre de 1820, afectó a 500 millones de personas, 1/3 de la población mundial de la época, y mató a 100 millones de personas. La enfermedad tuvo un curso bifásico con una primera fase de gripe que evoluciona a encefalitis y una segunda fase de parkinsonismo.

Una de las personas afectas por aquella pandemia fue el pintor noruego Edward Munch (1863-1955), el autor del cuadro «El grito». Este hombre presentó luego un cuadro de alucinaciones, delirio, depresión y otros trastornos neurológicos. El artículo no dice que sufriera parkinsonismo, pero en uno de los autorretratos que el autor incluye se ve claramente.

Otro pintor de la pandemia del 1818 es John Sirgent Sargent (1856-1925), el pintor de retratos más afamado de Londres en su época. Durante la I Guerra Mundial fue enviado al frente a pintar escenas de la guerra. El autor incluye uno de sus cuadros, una tienda de campaña-hospital en la que se ve a varios soldados en el lecho. Los más cercanos, con una manta roja, son los contagiosos; los más lejanos, con una manta marrón, no son contagiosos. El pintor se autorretrata como el soldado más lejano al visitante de los contagiosos.

Como pintor, cuya obra predice las condiciones de las pandemias posteriores al artista el autor ha seleccionado a Edward Hooper (1882-1967) pintor norteamericano de la soledad y la incomunicación. En el cuadro «Mañana en cabo Cod» aparece una mujer sola mirando por una ventana, que el autor considera como un símbolo del confinamiento. El cuadro «El vagón del tren», considerado como ejemplo del distanciamiento social, aparecen 4 viajeros separados por grandes distancias y que no se relacionan entre sí.

Al final del artículo y, desde mi punto de vista, sin justificación suficiente el autor da una voltereta y nos dice que a lo largo de la historia del arte ha habido una obra cumbre que expresara como ninguna otra las emociones del artista ante los avatares de la historia y desde su punto de vista ese cuadro es «Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808» de Goya. Y hace un análisis detallado de ese cuadro. No dice que la linterna encendida que ilumina la escena sea un recurso técnico para resolver el problema de la luz, sino que lo considera una muestra de la brutalidad de las tropas francesas que no pueden esperar a que salga el sol a fusilar a los prisioneros. Y en relación con paisano de la camisa blanca que levanta y abre los brazos en frente de los fusiles, le considera un símbolo de un nuevo crucificado. Esperamos que os guste.

Fuente: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0092867420312277

 

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